En el fútbol, en el béisbol y la vida, Tim Tebow muestra cómo el optimismo y la resiliencia ayudan a superar cualquier obstáculo.
Al ser uno de los deportistas más reconocidos de la nación, Tim ha escalado alturas que pocos podrían siquiera imaginar. Ganó el Heisman Trophy en 2007, ayudó a guiar a la University of Florida en un par de campeonatos nacionales como mariscal de campo y lideró a Denver Broncos en las finales de la NFL en 2011. Y, como toda figura prominente del deporte, también afrontó su cuota de adversidades en el camino, desde levantarse del suelo después de cada golpe seco, hasta mantenerse positivo ante la mirada de los críticos y escépticos en la atracción nacional del 24/7.
"Es difícil ser criticado, no importa qué es lo que haga", dice. Pero Tebow nunca permitió que los detractores opaquen su optimismo, su esperanza y sus próximos pasos a seguir. En el año 2016, por ejemplo, cuando ya había dejado atrás los días de la NFL y tenía planificada una exitosa carrera en los medios de comunicación, Tebow hizo un inesperado viraje hacia el béisbol, convirtiéndose en el jardinero novato de 29 años en el sistema de granjas de New York Mets.
Lecciones de vida
Al ser consultado por Insights dónde encuentra su fortaleza y resiliencia internas, Tebow marca que no son las lecciones que aprendió en los campos de juego sino sus experiencias junto a las personas que afrontan desafíos mucho mayores. Cuando Tebow estaba creciendo, sus padres misioneros, Bob y Pam, llevaron a sus cinco hijos a distintos países del mundo, incluso Filipinas, lugar donde la familia fundó un orfanato. "Las personas no tenían casi nada", recuerda Tebow. "Pero eran felices. Eso realmente les cambiaba la vida, y también nos la cambió a nosotros".
Tebow, que fundó su propia fundación benéfica en 2010, creó el Tebow CURE Hospital, un hospital de niños en Filipinas, predicó a los prisioneros, ayudó a las personas necesitadas de las zonas rurales y recaudó fondos para combatir el cáncer infantil, entre otros esfuerzos. "¿A qué presiones realmente estuve expuesto como jugador de fútbol profesional o como jugador de béisbol?", se pregunta Tebow. "Esas no son presiones reales. La verdadera presión surge cuando uno no sabe de dónde va a obtener la próxima comida. La verdadera presión surge cuando uno no sabe si va a salir de la quimio".
Con el paso de los años, la exposición de Tebow sobre su fe ha captado atenciones negativas y positivas. De cualquier forma, Tebow está más concentrado en ver de qué forma la fe lo mantiene firme y anclado en los altibajos de la vida. "Cuando uno tiene eso en la vida, uno sabe que es querido, que es aceptado y que su vida tiene importancia", dice. "Si uno tiene convicción y fe en algo, hay que mantenerse firme en ese camino".
Fuera del campo de juego
La carrera profesional de Tebow en el béisbol no podría haber comenzado mejor: en septiembre pasado, hizo el balanceo en el primer lanzamiento que vio en la liga de formación de Mets y la bola salió del campo de juego. "Pero en béisbol, el proceso es lento", dice Tebow. "Siempre hay un próximo bate".
Si sus sueños en el béisbol lo llevarán a las grandes ligas aún está por verse. Sin embargo, más allá de lo que logre, hay algo que queda claro: irá tras esos pasos con pasión, optimismo y fe en su capacidad para reponerse. "Piense en esto: si está en un mal momento y comienza a dejar caer su cabeza, eso no lo deja en una buena posición para levantarse", dice.
"Eso es cierto en cualquier aspecto de la vida. El único tiempo perdido, realmente, es cuando se da por vencido".