El dólar fuerte y las exportaciones a mercados emergentes
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El dólar estadounidense fuerte y los bancos con altos niveles de endeudamiento en los mercados emergentes amenazan con desbaratar las exportaciones a dichos países. Sin embargo, es posible sortear esos obstáculos con un financiamiento creativo y flexible.

Si tomamos como referencia la década pasada, el valor del dólar estadounidense está más sólido comparado con otras monedas extranjeras, lo que supone un problema para los exportadores estadounidenses a mercados emergentes.

Un dólar fuerte obliga a los clientes extranjeros a pagar más por las mercaderías fabricadas en Estados Unidos, lo que las vuelve menos competitivas que las alternativas fabricadas en el extranjero.

Los bancos con altos niveles de endeudamiento de los mercados emergentes exacerban este problema, ya que se esfuerzan por abastecer el capital necesario para los importadores, y el incremento en los precios de las mercaderías fabricadas en los EE. UU. pueden extender esos sistemas más allá de sus capacidades de préstamos.

Pequeños cambios, gran impacto

La relativa fortaleza del dólar frente a otras monedas alcanzó su máximo en 14 años el 3 de enero de 2017. Desde entonces, el dólar ha cedido algo de esa fortaleza, cuando el WSJ Dollar Index (BUXX) cayó un 8.1% en 2017. Aún así, el dólar sigue estando fuerte en comparación con la última década y el índice BUXX creció casi un 25 por ciento del 2008 al 2018.

"Los pequeños aumentos de precios en los productos y en el costo de los préstamos afectan notablemente lo que pueden comprar las empresas de los mercados en desarrollo", dice Carson Strickland, vicepresidente sénior de Comercio internacional en Regions Bank. Como consecuencia, los importadores realizan pedidos más pequeños y pierden fechas límite de pago.

Además, el exceso de préstamos y el alto nivel de endeudamiento de los países en desarrollo dificultan la financiación de importaciones por parte de las empresas. En la India, los bancos tienen préstamos "dificultosos" de $150 mil millones que totalizan más del 15 por ciento de los activos bancarios. Y la tasa de morosidad para los préstamos a 90 días o más vencidos en los bancos brasileños es de alrededor del 3.5 por ciento, un indicio de que los prestatarios no pueden pagar la deuda, lo que hace menos probable que encuentren los fondos para importar bienes estadounidenses. (En comparación, los préstamos no productivos en los Estados Unidos representaban el 1.17 por ciento en el tercer trimestre de 2017).

La ignorancia no es felicidad

Sin embargo, Strickland dice que hay estrategias que pueden ayudar a minimizar el riesgo para los exportadores de EE. UU. Una opción es cambiar el enfoque de ventas hacia los clientes nacionales o las exportaciones a los mercados desarrollados. Sin embargo, ignorar los mercados emergentes no es una estrategia convincente de crecimiento a largo plazo.

"Si [los exportadores] realmente intentan ampliar sus negocios a largo plazo, tienen que penetrar en los mercados de mayor crecimiento, que son los mercados emergentes de regiones como Asia y América Latina", según Strickland.

"Hay una gran capacidad de compra en los Estados Unidos y Europa, así como en la mayoría de los países desarrollados", dice Strickland, "pero esos mercados no están creciendo rápidamente".

Strickland dice que las compañías pueden enfocarse en dos estrategias que pueden posibilitar las exportaciones a las economías emergentes: ofrecer financiación especial y  operar en moneda extranjera.

Financiación especial

Como las instituciones financieras nacionales de los países emergentes carecen de liquidez para financiar grandes gastos, un problema exacerbado por el dólar fuerte, los exportadores estadounidenses deberían considerar sacar de la escena a esos bancos de mercados emergentes.

Por ejemplo, una empresa de telecomunicaciones asiática tenía dificultades para pagar las importaciones de una empresa maderera del sureste de los EE. UU., que era cliente de Regions. La empresa maderera llegó a un acuerdo en el que le dio al proveedor asiático de telecomunicaciones un año para pagar las compras. El seguro crediticio de otro banco respaldó la transacción.

Negocios en una moneda extranjera

Otra forma en que las compañías estadounidenses pueden disminuir el riesgo cambiario de sus clientes es vendiendo sus productos en el extranjero utilizando la moneda local. Si se lleva a cabo esta opción, se asumirá el riesgo de la tasa de conversión monetaria, pero puede valer la pena si la alternativa es la disminución de los ingresos. "Lo que hace es quitarle esa exposición al cliente para que no tenga que lidiar con eso", dice Strickland.

Un cliente de Regions, un agricultor de Arkansas, notó que un cliente mexicano estaba extendiendo sus condiciones de pago con la esperanza de obtener un tipo de cambio más favorable. El agricultor llegó a un acuerdo con el cliente mexicano para facturar en pesos a cambio de obtener pedidos más grandes y pagos más puntuales. Además, el agricultor mitigó su riesgo cambiario con un contrato a futuro que fijaba la tasa de cambio.

En última instancia, ¿qué significa esto para las compañías estadounidenses que buscan oportunidades en el extranjero? Si bien un dólar fuerte presenta desafíos para las compañías estadounidenses que exportan a las economías emergentes, dice Strickland, los exportadores pueden sortear esos desafíos con un poco de creatividad y flexibilidad financiera.

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