Les pedimos a tres planificadores financieros certificados (CFP) que hablaran con tres mujeres en diferentes etapas de la vida y les recomendaran las mejores prácticas de finanzas personales y jubilación para aumentar su patrimonio.
Por: Katerina Ang
Milli, un programa de contenidos sobre mujeres y dinero patentado por Dotdash Meredith, editorial de Real Simple, InStyle, Investopedia y The Balance, entre otros.
La pandemia de COVID-19 provocó una profunda crisis en el mercado laboral, y las mujeres fueron las más afectadas, según la Oficina de Estadísticas Laborales. A pesar de que las cifras casi han vuelto a los niveles anteriores a la pandemia, muchos sectores dominados por mujeres aún no se recuperan.
Como era de esperar, esta agitación ha llevado a más personas que nunca a buscar asesoramiento financiero. De hecho, entre 2022 y 2032, se espera que el sector del asesoramiento financiero crezca un 13%, mucho más que otros sectores. Y los expertos afirman que, con todos los cambios recientes en nuestros trabajos, el mercado y demás, ahora es un momento excelente para hacer una revisión financiera.
Así que les pedimos a tres planificadores financieros certificados que evaluaran la situación financiera de tres mujeres en diferentes etapas de la vida —una estudiante universitaria de la generación Z, una profesional de la generación Y (o del milenio) y una baby boomer a punto de jubilarse— y que les recomendaran las mejores prácticas de finanzas personales y jubilación para aumentar su patrimonio.
Sylvana Jajou
Edad: 20
Ciudad: Indianapolis, Ind.
Ocupación: estudiante y camarera
Ingreso: $2,000 al mes antes de los impuestos
Sylvana Jajou no aprendió mucho sobre el dinero cuando era pequeña. "Mis padres no tenían mucha solvencia económica y nunca aprendí hábitos de gasto adecuados", cuenta esta joven de 20, hija de inmigrantes iraquíes. "Pero siempre quise tener más cultura financiera".
La joven, estudiante de estudios filantrópicos de Indiana University-Purdue University Indianapolis, también tuvo un año difícil. Jajou dejó su trabajo de camarera a tiempo parcial en un restaurante del centro de Indianapolis creyendo que pronto encontraría otro empleo... pero tardó más de seis meses en encontrar trabajo en otro restaurante, donde gana unos $2,000 al mes trabajando 40 horas a la semana.
A diferencia de muchos de sus compañeros, Jajou aún no tiene ninguna deuda estudiantil que afrontar. Mientras estaba en la escuela secundaria y vivía con sus padres sin pagar alquiler, acumuló un año de créditos universitarios de bajo costo a través de un programa de universidad temprana en Michigan. Posteriormente, le concedieron una beca completa que también cubría algunos gastos de manutención en su segundo año.
El principal gasto de Jajou son los $1, 200 de alquiler mensual y servicios públicos, una cantidad que espera que se reduzca significativamente en otoño, cuando su novio se vaya a vivir con ella. Gasta otros $500 en gastos varios, como Internet, alimentos y comida para el perro, y espera desembolsar $600 en libros de texto, que planea adquirir tanto en librerías de nuevos y de segunda mano. Como la mayoría de sus clases se imparten exclusivamente por Internet, piensa ahorrarse unos $500 al no tener que comprar el abono de estacionamiento de la universidad.
Aunque Jajou tiene algo de dinero guardado de su beca, agotó sus ahorros para pagar el alquiler durante su período de desempleo. Como dejó su anterior trabajo, no tiene derecho a la ayuda económica por desempleo. Sus padres también le prestaron unos $2,000, que, según ella, no esperan que devuelva.
Lo que Jajou está haciendo bien: “tiene 20 años y está pagando muchas cosas por su cuenta”, dice Marguerita Cheng, una planificadora financiera certificada independiente que trabaja en Gaithersburg, Maryland. "Y, al mismo tiempo, está siendo proactiva con sus finanzas, así que la felicito".
A mejorar: Jajou debería empezar por guardar $100 al mes en una cuenta de ahorros y luego duplicar la suma cuando se sienta cómoda, dice Cheng. "Cada vez que te paguen, asegúrate de pagarte a ti misma", añade. "No importa cuál sea la cantidad. Lo que importa es que lo hagas".
Jajou, que espera trabajar con organizaciones comunitarias en Flint, Michigan, después de graduarse, había intentado ahorrar hasta $400 de su sueldo. Pero pronto se dio cuenta de que eso reducía sus gastos y la estresaba. "No tuvo trabajo durante seis meses, así que necesita ponerse al día", afirma Cheng. "Y aunque es importante que acumule efectivo, también es joven. No quiero que tenga 'miedo a perderse algo', puesto que ya se mantiene sola. Debe equilibrar las necesidades y prioridades a corto plazo con las oportunidades de crecimiento a largo plazo".
Cheng también recomienda que Jajou abra una cuenta Roth IRA a finales de año y empiece invirtiendo $50 al mes en un fondo de jubilación de bajo costo. Incluso si Jajou solo invirtiera $50 al mes, eso podría llegar a valer más de $450,000 cuando tenga 65 años, suponiendo que la rentabilidad de las acciones estadounidenses siga igualando el promedio histórico del índice S&P 500. La advertencia: no debe sentirse culpable por saltarse un mes si se siente ajustada económicamente.
"Cuando eres joven, tienes al tiempo de tu lado y el valor compuesto del dinero trabajando para ti, así que invierte en tu futuro", dice Cheng. "Pero también me gustaría que pueda controlar su flujo de caja y que el dinero no controle sus decisiones".
Kate Brett
Edad: 37
Ciudad: Southern Pines, N.C.
Ocupación: planificadora de eventos
Ingreso: $4,500 al mes antes de los impuestos
Kate Brett trabaja en eventos para Wounded Warrior Project, una organización benéfica que ayuda a veteranos y militares heridos. Esta mujer de 37 años, divorciada y sin planes de tener hijos, gana unos $54,000 y su empleador cubre las primas de su seguro médico y de su seguro de vida.
Brett ha cancelado sus préstamos para autosy estudiantiles, por lo que su mayor gasto recurrente son los $1,390 mensuales que destina a su hipoteca. Debe $208,000 de una hipoteca a 30 años, con una tasa de interés del 3,625%, que pidió para comprar una casa. Tiene previsto trasladarse con Wounded Warriors a Tampa (Florida) y, al menos al principio, alquilar la casa. Aunque su empleador no pagará la mudanza, Brett espera un pequeño aumento de sueldo.
Brett tiene unos $46,000 de ahorros, la mayor parte en una cuenta 401(k) parcialmente remunerada por el empleador, y $2,000 en un certificado de depósito (CD), una cuenta de ahorros que mantiene una cantidad fija de dinero durante un tiempo predeterminado. Guarda aproximadamente el 10% de su sueldo y pretende jubilarse cuando tenga 67 en México, donde sus padres pasan sus años dorados y donde se puede alquilar un condominio de lujo en una elegante ciudad de playa por unos $1,000 al mes. "Tienen una jubilación increíble, y yo quiero vivir así", dice.
Lo que Brett está haciendo bien: Zaneilia Harris, planificadora financiera certificada en la zona de Washington D.C., dice que ayuda el hecho de que Brett planee jubilarse en un país con un costo de vida inferior al de los Estados Unidos, y que 67 es una buena edad para hacerlo, porque actualmente es cuando los jubilados reciben el 100% de la prestación mensual pagada por el Seguro Social.
A mejorar: el camino de Brett hacia la jubilación sería más fácil si utilizara su traslado a una ciudad más grande como una puerta de entrada a oportunidades mejor remuneradas que aún se alinean con sus valores, explica Harris. Esto le permitiría trabajar mejor para conseguir unos ahorros de alrededor de $1.5 millones, que Harris calcula que serían necesarios para mantener una jubilación larga y cómoda en México.
"Que esté ahorrando un 10% es estupendo, pero el objetivo es maximizar la cantidad que puede ahorrar en su 401(k)", afirma Harris. A partir de 2024, los estadounidenses menores de 50 pueden aportar hasta $23,000 cada año a su plan de jubilación patrocinado por el empleador, y Harris les recomienda a sus clientes que adopten el hábito de aumentar el porcentaje que destinan a la jubilación con cada aumento de sueldo. También aconseja a Brett que cree una escalera para ahorros de emergencia dividiendo sus ahorros en partes iguales y reinvirtiendo el dinero en certificados de depósito con diferentes fechas de vencimiento, lo que puede aumentar la rentabilidad.
El traslado a Florida complica la situación de Brett en materia de vivienda. Tampa tiene un costo de vida ligeramente superior al de Southern Pines y el hecho de ser propietaria ausente de su casa alquilada en North Carolina añade gastos como la contratación de un administrador de bienes inmobiliarios. Brett debería utilizar los ahorros potenciales de la refinanciación para aumentar sus ahorros, afirma Harris. "Los inquilinos no siempre cuidan la propiedad como si fuera suya, así que necesitará un colchón de efectivo en caso de que ocurra algo importante".
Como mujer soltera, Brett también debe hacer planes en caso de incapacidad, lo que incluye redactar un testamento vital y directrices de atención sanitaria. Y debería otorgar un poder a un amigo o familiar de confianza que esté cerca geográficamente y que no sea uno de sus padres.
Catherine Kilty
Edad: 68
Ciudad: Leavenworth, Wash.
Ocupación: directora de una organización sin fines de lucro
Ingreso: $7,533 al mes antes de impuestos (incluida la prestación del Seguro Social de su excónyuge)
Catherine Kilty crió cuatro hijos durante 27 años como madre soltera, y sus finanzas se han resentido por eso. "Parece que los exesposos se jubilan con mucho dinero y seguridad económica, mientras que las exesposas no tienen nada", dice.
Kilty es directora ejecutiva de Tierra Village, una organización sin fines de lucro de las montañas Cascade que ayuda a adultos con discapacidades del desarrollo. En el momento de la entrevista, ganaba $76,000 y esperaba un aumento de sueldo de $10,000 al año siguiente. Además, cobra otros $1,200 al mes de la mitad de la prestación del Seguro Social de su exesposo, aunque Kilty perderá ese beneficio una vez que empiece a cobrar lo propio.
Kilty paga $2,000 al mes de alquiler, lo que, según ella, es normal en Leavenworth, una pintoresca pero costosa ciudad del estado de Washington. Las necesidades de atención sanitaria de Kilty están cubiertas por Medicare y su empleador le paga el seguro dental y oftalmológico. Tiene una deuda de $5.200 en tarjetas de crédito, que está pagando a razón de unos cientos de dólares cada mes.
Kilty pretende jubilarse a los 70, lo que le permitiría recibir el 132% de su prestación del Seguro Social, por un total de unos $1,800 al mes. También tiene una cuenta IRA por valor de $20,000 y tiene previsto empezar a aportar el 4% de su salario a una cuenta de jubilación igualada por el empleador.
Para su jubilación, está considerando varios lugares asequibles, como Mazatlán, una tranquila ciudad costera mexicana donde espera poder alquilar por unos $400 al mes, además de Nicaragua y Guatemala.
Lo que Kilty está haciendo bien: retrasar la jubilación para maximizar su prestación del Seguro Social es algo inteligente, dice Brittney Castro, una planificadora financiera certificada (CFP) que trabaja en Los Angeles. "Ella está en una situación delicada, pero recomendamos que incluso las personas que tienen dinero ahorrado retrasen la jubilación, si pueden".
A mejorar: aunque le quedan unos años más de trabajo a tiempo completo, Kilty debería comenzar a pensar en fuentes de ingreso alternativas para cuando se jubile, aconseja Castro. "Puede ser un trabajo a tiempo parcial, un trabajo virtual o algún tipo de consultoría. La gente vive más, y la mayoría no deja de trabajar por completo a los 70 años".
Castro también anima a las mujeres que han pasado mucho tiempo fuera del mercado laboral a no limitarse a la hora de buscar trabajo tras la jubilación. Esto puede significar generar ingresos relativamente pasivos (venta de artículos no deseados en Internet) o un trabajo más práctico, como dar clases particulares. "Aprovechen sus habilidades y conocimientos de la vida y encuentren formas de que les paguen por ellos", recomienda.
Aunque Kilty tiene algunas deudas de tarjetas de crédito, Castro cree que debería centrarse en aumentar su ingreso en lugar de obsesionarse con recortar gastos y reducir la deuda de tarjetas de crédito. "Aunque debería seguir atenta al tema, $5,000 no es una suma tan decisiva", dice. "Es mejor acumular efectivo y ahorros en este momento".
"La economía evoluciona e incluso las personas que ya se jubilaron siguen necesitando revisar su estrategia", afirma Castro. "No es estática y nunca se detiene".
Katerina Ang es redactora de la sección de información extranjera del Washington Post en Seúl, donde trabaja en noticias de última hora.
Tres cosas para hacer
- Lea sobre más formas en que las mujeres pueden mejorar la seguridad de su jubilación.
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