En los Estados Unidos, más de 40 millones de adultos brindan cuidados no remunerados a otros adultos o a niños cada año. Estos cuidadores proporcionan una amplia variedad de asistencia, desde cuidar a los familiares enfermos o ancianos, hasta asistir a los niños o adultos con necesidades especiales.
Brindar cuidados a quienes los necesitan puede ser una experiencia gratificante, dado que le permite la posibilidad de desarrollar una conexión más intensa con un ser querido. Aunque también puede ser estresante y cansador desde el punto de vista físico. Muchos cuidadores informan que no sólo padecen estrés emocional sino que también afrontan preocupaciones financieras. Gail Hunt, presidente y director ejecutivo de la Alianza Nacional de Cuidadores, sugiere diversas formas en las que usted puede administrar sus responsabilidades como cuidador.
Planifique con anticipación
"La cuestión n.º 1 es planificar con anticipación de ser posible", recomienda Hunt. Si tiene un hijo o familiar con alguna discapacidad o con necesidades especiales, es importante evaluar planes a largo plazo para garantizar que su ser querido reciba cuidados. Además, muchos de los receptores de estos cuidados son familiares ancianos, por lo que es probable que deba brindarle cuidados a un padre, abuelo u otro familiar a lo largo de la vida.
Hunt sugiere dialogar con los familiares sobre sus finanzas y sus planes de asistencia, si tienen un seguro para cuidados a largo plazo o dinero ahorrado para la asistencia a adultos mayores, así como también dónde quieren vivir. Averigüe si quieren vivir con usted, en una residencia asistida o de modo independiente. Incluya a los miembros de la familia para que todos tengan idea de quiénes pueden estar disponibles para ayudar con las responsabilidades de cuidado, las potenciales necesidades de asistencia y el costo estimado. Las familias que planifican con anticipación también deben averiguar sobre el seguro de cuidados a largo plazo.
Entienda qué se involucra en su situación de cuidados para otras personas
Hunt hace énfasis en que la experiencia de asistencia de cada persona es diferente y puede verse influenciada por diversos factores:
- ¿A quién está cuidando? Si la asistencia es para un familiar anciano, sus responsabilidades pueden aumentar y cambiar a lo largo del tiempo. Si cuida a alguien que padece cáncer o una enfermedad a corto plazo, es posible que sus responsabilidades disminuyan después del tratamiento médico. Si asiste a un niño o adulto con necesidades especiales, quizás deba brindarle cuidados durante toda la vida, los cuales pueden aumentar o ser constantes con el correr de los años.
- ¿Qué tipo de cuidados se necesitan? Algunas personas pueden requerir asistencia en la administración de finanzas, transporte, quehaceres del hogar y elaboración de alimentos. También puede que deba ayudarlos en sus actividades de la vida cotidiana, como bañarse, alimentarse e ingerir medicamentos. Para el tipo de asistencia que requiere tratamientos de salud especializados, es posible que necesite acceder a capacitaciones o guías proporcionadas por el centro médico del beneficiario.
- ¿Dónde vive con respecto a la persona a quien brinda cuidados? Evalúe si necesitará viajar para brindarle asistencia o pagarle a otra persona para que haga lo que usted no puede. El beneficiario de la asistencia puede mudarse a su hogar o a una residencia asistida cercana a su hogar para garantizar que reciba los cuidados apropiados.
- ¿Cuáles son sus otras responsabilidades y de qué modo brindar cuidados para otras personas afecta sus roles en el trabajo y en el hogar? La mayoría de los cuidadores deben adaptar sus cronogramas laborales: llegan más tarde, se retiran más temprano o se toman más licencias, dice Hunt. Algunas personas incluso dejan sus empleos para cuidar a otra persona, agrega. Como cuidador, usted deberá sopesar sus decisiones profesionales mientras equilibra sus responsabilidades como cuidadores. La decisión que tome puede afectar su planes de jubilación, ahorros de cuidado a largo plazo, así como también las oportunidades de progresar profesionalmente y aumentar su salario a lo largo del tiempo.
Pida ayuda
Si se siente abrumado por sus responsabilidades, no tema pedir ayuda. Cuando cuida a un miembro de la familia, también debe recordar cuán importante es cuidarse a uno mismo. Sus familiares y amigos pueden ayudarlo a quitarse parte de la carga. Descubrirá que tendrá más energía para ayudar a la persona a quien cuida cuando usted esté bien descansado.
Si bien no hay mucha ayuda financiera disponible para los cuidadores, lo cierto es que puede acudir a otro recursos para recibir ayuda, dice Hunt. Algunas asociaciones de enfermedades específicas o centros gubernamentales, como el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU., brindan información, recursos y grupos de apoyo. Si usted está brindando cuidados a un adulto mayor, puede conocer sobre los servicios disponibles en su agencia de área local sobre el cuidado de las personas mayores.
Dado que gran parte del cuidado a largo plazo en los Estados Unidos recae sobre la familia, asumir esa responsabilidad es más simple si es compartida.