¿Cuándo la bancarrota es una opción?
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Más de 1 millones de consumidores solicitan la protección de la bancarrota en Estados Unidos cada año, según American Bankruptcy Institute. Para algunos, ésta es la mejor opción para recuperar su situación financiera. Para otros, sin embargo, puede ser un callejón sin salida. Si usted está considerando solicitar la bancarrota, estos son algunos temas a tener en cuenta para determinar si esto podría ayudar o empeorar su situación.


¿Qué es bancarrota?

Cualquier conversación sobre la bancarrota debería comenzar por entender de qué se trata, dice Cynthia Podis, una abogada especializada en bancarrota de Nashville, Tennessee, bufete Podis and Podis. "La bancarrota es la forma legal de recuperar al menos algo de tu libertad financiera, ya sea saldando sus deudas o eliminando alguna de ellas", sostiene. Según los tribunales de EE.UU., cuando usted solicita la bancarrota, ciertas deudas son liquidadas o reducidas, y los acreedores no pueden iniciar acciones contra usted respecto de las deudas liquidadas. Las deudas reducidas deben ser abonadas según un cronograma predeterminado.

Existen varios tipos de bancarrota, pero las opciones más comunes para los individuos son el Capítulo 7, que le permite liquidar algunas o la mayoría de sus deudas anteriores, y el Capítulo 13, que le permite saldar todas o una parte de sus deudas durante un período determinado.

¿Cuándo debería considerar la bancarrota?

No todos califican para cada tipo, o capítulo, de bancarrota. Para determinar su elegibilidad para un tipo en particular de bancarrota, el tribunal de bancarrota tendrá en cuenta varios factores: sus ingresos, gastos, deudas y bienes, en otras palabras, su capacidad para pagar lo que debe en la actualidad.

Podis explica que los mejore candidatos para solicitar la bancarrota en general son personas que luchan con uno o más de lo siguiente:

  • Enfrentar la ejecución hipotecaaria
  • A punto de perder su vehículo
  • No tener suficiente dinero para pagar las facturas actuales
  • Personas sin seguro o con un seguro insuficiente que sufren una enfermedad grave y gastos médicos significativos
  • Viudos o divorciados con facturas abultadas
  • Amenazados por una acción legal o embargo del salario
  • Con más de $10,000 de deuda

"Estas son situaciones en las que el Capítulo 7 o el Capítulo 13 pueden ser la salvación", explica Podis. "Puede solicitarlos usted mismo para recuperar el rumbo".

¿En qué casos no se debería considerar la bancarrota?

Si usted se encuentra temporalmente en aprietos, es posible que la bancarrota no sea la solución para usted, dice Podis, y agrega que generalmente, las personas que deben menos de $10,000 no son buenos candidatos. "Si usted se encuentra tapado por las deudas y se desvela porque no tiene suficiente dinero para cubrir sus gastos básicos, ese es un caso para la bancarrota; en cambio, atrasarse un mes en el pago de la factura de electricidad no lo es", dice.

Del mismo modo, la bancarrota puede no beneficiarlo si sus deudas no pueden liquidarse. Las deudas que no pueden ser liquidadas, aquellas de las que no puede liberarse aun cuando haya completado correctamente su caso de bancarrota, usualmente incluyen alimentos, manutención de hijos, impuesto a las ganancias, prestamos estudiantiles y el pago en exceso de los beneficios gubernamentales. Dicho eso, aún puede tener sentido solicitar la protección de la bancarrota en los casos en que liquidar otras deudas "libere" dinero que puede ser usado para pagar deudas que no se pueden liquidar.

Antes de declarar la bancarrota

Aun cuando usted sea un buen candidato, la bancarrota probablemente debería ser el último recurso de su lista de soluciones. "Mastique sus números antes de recurrir a la bancarrota", dice Podis. "En caso de que usted constantemente no tenga suficiente dinero a fin de mes para pagar sus facturas, siéntese y haga un presupuesto. Anote cada centavo que gasta durante una o dos semanas, y observe en qué gasta su dinero. Podría averiguar que puede solucionar sus problemas cuando tome otras decisiones".

Si su presupuesto ya es ajustado, llame a sus acreedores y averigüe sobre los programas de asistencia. "Primero, siempre trate de hablar con sus acreedores" dice Podis, y agrega que muchos acreedores preferirían discutir su saldo y desarrollar un plan de pagos en lugar de arriesgarse a no recibir pago alguno. Consulte a su prestamista sobre las opciones que tenga respecto de los cargos por mora y las posibilidades de ponerse al día con los pagos vencidos. 

Tómese el tiempo de considerar su elegibilidad, evaluar su situación,y revisar sus opciones, y podrá asegurarse de que está tomando la mejor decisión.

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