Administración de inversiones activas vs. inversiones pasivas: qué tener en cuenta

Administración de inversiones activas vs. inversiones pasivas: qué tener en cuenta
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Los dos estilos de inversión tienen sus puntos fuertes. A continuación se exponen las diferencias y cómo aprovechar ambos para su negocio.

Uno de los objetivos de la inversión es maximizar la rentabilidad y, al mismo tiempo, minimizar los riesgos. Se pueden seguir dos enfoques claramente distintos para lograr ese objetivo: la administración de inversiones activas y la de inversiones pasivas.

En la administración de inversiones activas, el responsable es un gerente de fondos. El gerente buscará superar el rendimiento de un índice de referencia elegido, como el índice Standard & Poor 500 (S&P 500), investigando las posibles inversiones para luego comprar y vender tenencias en función de la instrucción o los objetivos específicos del fondo. La alternativa es un enfoque pasivo. En este contexto, las inversiones pasivas se refieren a la creación de un fondo mutuo o un fondo cotizado en bolsa (ETF) diseñado para reflejar un índice bursátil, como el Nasdaq Composite.

"Ambas opciones tienen sus ventajas y desventajas, y pueden ser útiles para los clientes y cumplir sus objetivos", afirma Marcus Hopkins, gerente de carteras institucionales de Regions Bank.

Antes de decidir de qué modo estas opciones pueden compatibilizar con la estrategia de inversión actual de su organización, analice los puntos fuertes de cada una.

Evaluar los aspectos positivos y negativos

La administración de inversiones activas es un enfoque práctico que requiere más tiempo, esfuerzo y habilidad que las inversiones pasivas. Cuando los gerentes activos de fondos buscan obtener mejores resultados que el mercado, deben realizar una búsqueda exhaustiva de las inversiones disponibles dentro de las clases de activos a los que apunta el fondo. Es un proceso intensivo que requiere un profundo conocimiento, e investigación, de los mercados financieros, las industrias y las compañías individuales. Los gerentes activos de fondos pasan mucho tiempo recopilando información pertinente y realizando las compras y ventas de valores que considera que producirán las mayores ganancias. Al gerente se le paga por el tiempo y el esfuerzo que destina al trabajo, y eso conlleva mayores tarifas de administración de inversiones.

Las ganancias de una inversión activa también pueden ser mayores. Cuando el gerente de fondos hace las selecciones correctas, el fondo puede generar rendimientos más altos que una inversión pasiva. Por ejemplo, un gerente experto podría evitar un segmento complicado del mercado o una acción sobrevalorada que enfrenta una mayor competencia o nuevos problemas normativos. Sin embargo, también existe el riesgo de que el gerente de fondos se equivoque y no alcance los rendimientos de un punto de referencia. Como ocurre con todas las inversiones, hay que ser consciente del grado de riesgo que se asume y sentirse cómodo con ello.

La inversión pasiva sigue un índice seleccionado. No requiere el mismo nivel de administración, por eso las tarifas suelen ser inferiores a las del fondo administrado activamente. Como el fondo pasivo sigue un índice, las ganancias generadas por las inversiones serán por lo general similares al rendimiento del índice que sigue el fondo (antes de aplicarse las tarifas).

En los fondos pasivos hay una menor rotación de las tenencias en cartera y, a menudo, una mayor eficiencia impositiva. Dado que es menos probable que las tenencias cambien con tanta frecuencia, posiblemente tenga que afrontar menos pagos por ganancias de capital. Los especialistas en impuestos de su organización podrán brindarle asesoramiento sobre las repercusiones impositivas de las inversiones.

Diseñar una estrategia que se adapte a sus necesidades

Las compañías que busquen lo mejor de ambos mundos pueden combinar las dos estrategias. Al ser selectivos y utilizar cada método en las circunstancias adecuadas, los inversores pueden obtener los beneficios de cada enfoque y, al mismo tiempo, limitar las consecuencias indeseadas, como pagar por la gerencia activa cuando solo recibe ingresos pasivos (o más bajos). Para poder ser efectivo con este enfoque híbrido, es importante comprender cuándo tiene sentido utilizar cada estrategia y cuándo la inversión activa y la pasiva pueden complementarse. A continuación, le ofrecemos algunos consejos para ayudarlo a determinar qué método podría ser el adecuado.

  1. Analice su inversión

    Por lo general, los nichos de inversión que pocos analistas siguen, como las acciones estadounidenses de baja capitalización y las acciones y los bonos de mercados emergentes, cuentan con menos investigación al respecto. Esto genera nuevas oportunidades de ventaja para los gerentes de fondos astutos o bien informados. Por lo tanto, estas tenencias son las principales candidatas para una administración activa.

    Por el contrario, las acciones de alta capitalización de Estados Unidos son objeto de un exhaustivo análisis, por lo que los gerentes de fondos activos tienen muchas menos oportunidades de extraer información que les permita superar un punto de referencia.

  2. Evalúe la volatilidad del mercado

    Hay determinados momentos en los que la administración activa podría ofrecer más ventajas. Por lo general, los mercados tranquilos ofrecen menos oportunidades para aprovechar la investigación, los conocimientos y las habilidades de un gerente activo eficaz. En cambio, la volatilidad crea un contexto fértil para poner en práctica investigaciones esclarecedores o perspicaces sobre posibles ganadores y perdedores.

    "Si observamos los datos históricos, la gestión activa ha tendido a rendir mejor en entornos más volátiles", afirma Hopkins. "Esto se debe a que la volatilidad crea oportunidades para que los gerentes puedan evitar segmentos del mercado que podrían ser más riesgosos o que quizás se estén sobrevalorando".

  3. Reconozca su estilo de inversión

    Hay ciertas personas que quizás se adapten mejor a la inversión activa o a la pasiva. Por ejemplo, los inversores que tienen menos conocimientos de inversión, o están menos dispuestos a seguir de cerca el mercado o a controlar el rendimiento relativo de un gerente activo, podrían adecuarse mejor a la inversión pasiva.

    Los inversores que suelen disfrutar de seguir la evolución del mercado (y la comparación de los gestores de fondos) podrían ser buenos candidatos para adoptar un enfoque de inversión activa. Según los recursos y la dotación de personal de su organización, quizá deba considerar cómo podría repercutir en su presupuesto el tiempo dedicado a la investigación.

La importancia de la paciencia y de una visión a largo plazo

Tanto si se sigue un enfoque activo, pasivo o híbrido, los inversores con mayor éxito procuran mantener una perspectiva razonable respecto del rendimiento del mercado y de los fondos a largo plazo. La combinación de una administración de inversiones activas y pasivas puede ayudarle a alcanzar sus objetivos generales.

"Si busca una gestión activa, opte por un equipo que tenga continuidad y que haya demostrado en diversos ciclos del mercado que su estrategia puede añadir valor", sostiene Hopkins. "Usted puede aportar diversificación a la cartera general con una estrategia activa que complemente una estrategia pasiva".


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